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lunes, 9 de enero de 2012

La vuelta al cole

Esta mañana volvieron a sonar los despertadores de la casa. Fue el anuncio de que las vacaciones de Navidad habían terminado. Durante las dos últimas semanas habían permanecido dormidos. Como si no fuese suficiente castigo tener que madrugar, para encima hacerlo con el maravilloso sonido de las noticias matutinas del viejo radio despertador de mis padres. A continuación se oyó el de Pedro, mientras yo me hacía la remolona y me tapaba con la almohada con la esperanza de que todo fuese un mal sueño.

Cuando ya empezaba a dormirme de nuevo, un ruido desagradable me volvió de golpe a la realidad… era el pesado de mi despertador. Así que, de mala gana, me levanté y me dirigí a la cocina donde estaba mi familia empezando a desayunar y con tan pocas ganas de emprender la semana como yo.

-Vamos nena, anímate y piensa que volverás a ver a tus amigos -dijo papá revolviendo mi pelo con su mano.

-¿Por qué tengo que ir al colegio para verlos? ¿Acaso no pueden venir a visitarme a casa? -pregunté gruñona.

-No te quejes tanto. Al menos para los de primaria es un día de fiesta ya que puedes llevar algún juguete a clase y yo tengo que estudiar como si no hubiese pasado nada -explicó Pedro.

La verdad es que tenía razón. El primer día de la vuelta al colegio, después de navidad, nos dejaban llevar algún juguete de los que nos habían traído los Reyes Magos. Así que decidí que llevaría mi juego de magia ¿Quién sabe? ¿A lo mejor podría hacer algún hechizo que hiciese desaparecer las asignaturas que no me gustaban?

Mucho más animada, terminé el desayuno y me fui a mi habitación para vestirme y preparar mi mochila. Dentro de ella coloqué mi caja mágica y salí por la puerta en dirección al colegio. Papá me acompaño hasta la entrada y al llegar pude ver que la mayoría de los niños mostraban sus juguetes con orgullo. En medio de todos ellos apareció Clara que al verme se echó a correr hacia nosotros.

-Buenos días ¿Qué tal las vacaciones? -dijo sonriente.

-Muy bien, lástima que ya se terminaron. Tenía muchas ganas de verte -saludé, al tiempo que nos dábamos unos besos.

En ese momento papá se despidió de nosotras y nos dirigimos corriendo hacia el patio. Mientras nos contábamos lo bien que lo habíamos pasado, yo le expliqué todo lo que había vivido en casa de mis abuelos, con los animales, haciendo pan con la abuela y sobre todo disfrutando de la nieve. Ella en cambio, se había quedado en la ciudad porque su padre tuvo que trabajar. A pesar de eso, me relató que lo había pasado genial. Sobre todo el día que su tía la llevo a una especie de parque de atracciones que montaron en estas fechas. Allí se subió a un montón de atracciones, estuvo en un taller de maquillaje y en otro donde le enseñaron trucos de magia.

-¿De magia? Fantástico porque yo necesito una ayudante para realizar mi plan -dije entusiasmada.

-¿No entiendo de qué estas hablando? -preguntó intrigada.

Justo cuando iba a explicárselo, sonó el timbre para entrar en la clase. Así que le dije que fuese paciente que luego le contaría todo con detalle. Rápidamente subimos las escaleras y al llegar a nuestra aula todo eran risas y saludos. Entonces entró la señorita Paula y nos indicó que dedicaríamos el día a contarnos nuestras experiencias navideñas. También nos pidió que enseñásemos los juguetes que habíamos traído y los compartiésemos con nuestros compañeros.

Creo que fue la primera vez que ningún niño protestó y todos estuvimos de acuerdo con la idea de nuestra profesora. Fue en ese momento cuando Clara me enseñó su regalo que era la Barbie doctora.

-¡Qué bonita es! Espero que me la dejes de vez en cuando.

-Por supuesto, jugaremos las dos con ella, pero ahora enséñame el tuyo -dijo con curiosidad.

Entonces abrí mi mochila y saqué mi juego de magia, mientras le explicaba que me sentía muy feliz ya que ahora podría destruir a la Señora Crisis. Clara me miraba sorprendida y no entendía muy bien lo que yo quería decir.

-Tú me ayudarás. Juntas aprenderemos a hacer pociones mágicas que puedan vencerla -le conté emocionada.

-Yo creo que te has vuelto loca ¿Cómo dos niñas vamos hacer magia? Esto sólo es un juego María -indicó ella.

-Estás equivocada, es mucho más que eso. Tienes que confiar en mí, nosotras seremos las defensoras de los trabajadores, acabaremos con la crisis y repararemos el daño que ha causado a tantas familias -dije muy seria y convencida.

Clara siguió mirándome como si me faltase un tornillo, pero me vio tan decidida que no se atrevió a contradecirme. Además yo estaba completamente segura de que entre las dos conseguiríamos todo lo que nos propusiésemos, porque ahora seriamos mágicas y eso nos haría poderosas e invencibles. ¡Ay que ganas tengo ya de empezar!

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