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viernes, 30 de marzo de 2012

La Señora Crisis fastidia a mamá

Esta última semana fue un poco extraña en casa. Parece que mamá solo tenía tiempo para su negocio, la peluquería que le alquiló a la Señora Lola, su antigua jefa. Se levantaba más temprano de lo habitual y llegaba tan tarde a casa que muchas veces ya estoy acostada en cama y no la veía. Yo pensaba que al ser su propia jefa, trabajaría menos y ganaría mucho más. Pero parece ser que las cosas no son tan fáciles como yo creía y mamá está trabajando tanto que empieza a preocuparme.

Así que esta tarde, al terminar de hacer los deberes, le pedí a papá que me llevase hasta la peluquería porque me apetecía mucho ver a mamá. Cuando llegamos estaba muy atareada peinando a una señora, tanto que ni se dio cuenta de que entrábamos por la puerta.

-¡Hola mami! -dije corriendo hacia ella.

-¡Hola, cariño! ¡Qué sorpresa tan agradable! -exclamó dándome un beso.

-¿Es tu hija? ¡Qué guapa es! Se parece mucho a ti -dijo la señora a la que estaba peinando.

-Sí, es mi pequeña María -contestó mamá orgullosa.

-Bueno, ya no soy tan pequeña que tengo diez años -dije muy seria.

-Jajajaja, que graciosa es. Claro que sí bonita, ya eres toda una chica mayor -habló la señora entre risas.

Entonces papá me mandó sentarme para que mamá pudiese trabajar tranquila. En un lateral de la peluquería había un pequeño sofá donde otras clientas esperaban a ser atendidas. Una de ellas me hizo un sitio para que me sentase a su lado, mientras comenzó a bombardearme a preguntas como a qué curso iba, si sacaba buenas notas, qué quería ser de mayor… Tantas preguntas me hacía que casi no me daba tiempo a contestarle. Aun así respondí a todo porque no quería parecer maleducada, pero la verdad es que me daba la impresión de que era un poco cotilla.

-¿Y usted, qué va hacerse en el pelo? -le pregunté de repente intentando frenar su interrogatorio.

-Me lo voy a cortar que lo tengo muy largo. A lo mejor dentro de unos años me lo cortas tú -dijo ella.

-No creo, a mi no me gusta ser peluquera. Además seguro que cuando yo sea mayor tendré mucho dinero -contesté.

-¿Y cómo es eso? -me preguntó.

-Muy fácil, yo tengo una mamá empresaria y ganará tanto que a mí no me hará falta trabajar ¿Verdad mami? -dije toda llena de razón.

-Pero que tonterías dices María. Anda estate calladita y no molestes por favor –dijo mamá algo enfadada.

Yo no entendí porque me contestó así. Pensaba que ahora seríamos ricos ya que ella tenía un negocio. Que ya no tendríamos que preocuparnos más por las facturas ni esas cosas. Si mamá era una jefa, pues lo normal es que tuviese dinero porque si no lo tienen los jefes ¿Quién lo va a tener?

Pero cuando regresamos a casa, después de pasarme la tarde en la peluquería de mamá, me explicó que las cosas no son como parecen. Es cierto que ella era su propia jefa, pero eso no significaba que tuviese más dinero. Con lo que ganaba en su negocio había que pagar los gastos que este provocaba y el resto era como su sueldo. La única diferencia era que ahora no tendría que darle cuentas a nadie más que a ella misma, pero si no trabajaba mucho, no ganaría lo suficiente para poder mantenerlo. Por eso se levantaba más temprano y llegaba a casa tan tarde.

-Lo que quieres decir es que vamos a seguir siendo pobres -concluí.

-No se trata de eso María, lo que quiero que entiendas es que ahora debo trabajar más. Yo soy una empresaria pequeñita y tengo que luchar para que esto salga bien y poder traer un sueldo a casa que nos permita vivir cómodamente. Además, debido a la crisis mucha gente ha perdido el trabajo y no tiene tanto dinero para gastarse en la peluquería ¿Entiendes nena?

-Sí que lo comprendo, pero yo pensaba que ahora seríamos ricos y nuestros problemas se terminarían. Creía que los jefes no tenían que trabajar, que solo ganaban dinero y ya está -le repliqué.

En el fondo me sentí un poco decepcionada. Me había imaginado que ahora podría tener todas las cosas que me gustaban, como la gente rica que sale por la tele. Pero la Señora Crisis, una vez más, viene a fastidiarlo todo. ¿Es qué nunca nos va a dejar en paz? Aunque tengo que reconocer que prefiero seguir como estamos, ya que mi familia es mucho mejor que cualquier otra cosa que pueda desear. Y por mucho que se empeñe esa Señora con nosotros no podrá.

1 comentario:

  1. Pobre María, qué rápido va a madurar con la crisis. Deberían ser los niños los que tomasen la decisiones. Perfecta narración, Lúa, felicidades.

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