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lunes, 23 de abril de 2012

La Reforma Laboral es amiga de la Señora Crisis

Que mi padre esté de mal humor se está convirtiendo en algo demasiado habitual. Aunque tengo que reconocer que la mayor parte de las veces no le falta razón. A pesar de eso, él siempre intenta quitarle importancia y procura que sus enfados con todo lo que pasa a su alrededor no nos afecten a nosotros. Digamos que papá está disgustado con el mundo y desde que perdió su trabajo cualquier noticia, relacionada con el trabajo, le enfurece o como dice él, “me saca de mis casillas”.

He intentado imaginarme cómo alguien puede salirse de sus casillas, pensando que a lo mejor se refiere al juego del parchís. Pero no voy a darle vueltas, ya que cada vez tengo más claro, que a los mayores, decir las cosas tal y como son, no les gusta. Ellos prefieren utilizar expresiones que, a veces a mí, sí que me sacan de mis casillas.

Este mediodía cuando llegué del colegio, le encontré barbullando cosas incomprensibles. Pensé que habría escuchado algo en la televisión que no le había gustado nada. Por este motivo he empezado a cogerle manía al televisor. Si pudiese, quitaría todas las cosas que le hacen sentir mal y solo dejaría que se emitiesen dibujos y música. Bueno, música de la normal y no de esa rara que escucha mi hermano Pedro, que estoy segura a mucha gente le pone de mal humor, casi tanto como las noticias. Aunque pensándolo bien, como esas canciones te dejan medio sordo, serían un buen remedio porque así no podrías escuchar nada más.

Mientras meditaba todo esto, me dirigí a mi habitación para dejar la mochila. Desde allí pude escuchar que mamá acababa de llegar para comer. Entonces papá, al verla, comenzó a hablar atropelladamente, mientras ella intentaba en vano tranquilizarle. Así que me fui hacia la cocina para enterarme de lo que pasaba, ya que esta vez la cosa parecía grave.

-Es que no hay derecho, yo no sé a dónde vamos ir a parar -le oí decir a papá enfadado nada más entrar en la cocina.

-Tienes razón cariño, pero poniéndote así no vas a solucionar nada -le respondía mamá.

-Sí claro, es mejor callarse y agachar la cabeza. Ir a trabajar como si nada, mientras abusan una y otra vez reduciendo nuestros derechos a la mínima expresión. Pero bueno algunos se lo tienen merecido ¡Si nuestros abuelos levantaran la cabeza! -seguía diciendo papá cada vez más molesto.

-¿Qué pasa mamá? No entiendo ni palabra de lo que dice ¿Por qué tiene que levantar la cabeza el abuelo? ¿Tiene algún problema en el cuello? -pregunté extrañada.

-No pasa nada nena. Es que han despedido a Manolo el amigo de papá -me explicó ella.

-No le digas que no pasa nada, claro que pasa y todo malo. Además ¿Qué futuro le estamos dejando a ella? Casi es mejor que no estudie más, total para lo que va a servirle. Aunque tampoco debemos preocuparnos mucho, porque a este paso acabarán con los colegios y tampoco tendrá donde ir a estudiar -habló papá de una forma que comencé a relacionar con la expresión “fuera de sus casillas”.

-Papi explícame de qué estás hablando que no entiendo nada y me estoy asustando -le dije.

-Estoy hablando de la bendita reforma laboral -me contestó.

-¿Reforma laboral? ¿Y eso qué es? ¿Cómo cuando reformamos el baño para que quedase más bonito y moderno? -pregunté algo confundida, ya que pensaba que una reforma era para mejorar algo.

-No María, no es eso, pero debería serlo. El caso es que ahora pueden despedir a un trabajador aun estando enfermo, como le pasa a Manolo. Él estuvo operado y durante dos semanas no pudo ir a trabajar. Pero ahora le han dicho que ya no le necesitan y lo ponen en la calle. Todo esto ocurre porque la nueva reforma laboral lo permite y no hay derecho -me explicó.

-¡Pobre Manolo! ¿Y no se puede hacer nada contra eso? -pregunté.

-Claro que se puede. La única forma de impedir esto es protestar ante las injusticias que se están cometiendo. Pero no sirve de nada si la gente sigue mirando hacia otro lado como si a ellos no les afectase. Si cada vez que hubiese una protesta todo el mundo se paralizase, tendrían que escucharnos. De la misma forma que hicieron nuestros abuelos y padres, que lucharon para que tuviésemos derecho a un trabajo digno y ahora nosotros estamos dejando que todo eso desaparezca con la excusa de la crisis -concluyó papá muy serio.

En ese momento mamá, intentando poner algo de calma, nos pidió que nos sentásemos a la mesa para comer porque se estaba haciendo tarde. Pero la verdad es que ya no tenía mucho apetito. Otra vez la Señora Crisis venía a fastidiarlo todo. No podía dejar de pensar, cuántas eran las cosas que se complicaban gracias a ella y entendía que papá estuviese tan enfadado. En el fondo le agradecía que me contase la realidad que vivíamos y que no me dejase vivir en un mundo de fantasía solamente. No sé cómo va acabar esta historia de los trabajadores, pero lo que sí tengo claro es que, como bien dice papá, mientras estos permanezcan callados, todo irá a peor.

3 comentarios:

  1. Vaya, hoy salió la María más hippie. Ojala los padres explicarán las cosas a sus hijos con la claridad que lo hace el padre de María. Relato ficticio pero maravilloso a la vez que cruel al ser real. Con niñas como tú María, el mundo vencerá a la Sra. Crisis.

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  2. María presidente!!
    Coincido con Sandunguera, debemos explicar claramente las cosas a los pequeños y debemos ayudarles a desarrollarse -menos tele y más hablar en familia-.
    Gracias, Lúa. Un beso.

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  3. Pues seguramente lo haría mucho mejor que el presidente actual (risas). Y creo que es bueno que los niños conozcan su entorno y que los padres no les ocultemos la realidad. Vivir en una burbuja no es sano. Gracias Fernando y Sandunguera por vuestros maravillosos comentarios. Un biquiño para cada uno.

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