El fin de semana pasado fue muy
emocionante. Asistimos a la presentación del cuento de Silvia, “Los misteriosos
sueños de Hugo”, que tuvo lugar en el Espazo Xove de Ourense. Yo nunca había
ido a algo así y no dejaba de pensar cómo sería una presentación de un cuento ¿con
un apretón de manos y diciendo hola que tal? ¿O quizás con un “encantada mucho
gusto”? Aunque pensándolo bien, si era un libro, este no podría contestarte.
En ese momento mi mamá me llamó apremiándome
para que terminara porque se hacía tarde. Fue así como bajé de la nube y salí
corriendo de mi habitación para reunirme con mi familia. El acto comenzaba en
una hora y mis padres querían estar un poco antes de que llegase la gente.
Cuando llegamos al Espazo Xove,
Silvia ya estaba allí charlando con el editor de su libro y al vernos se acercó
a nosotros para saludarnos. Mi madre le dio un abrazo mientras le decía lo orgullosos
que nos sentíamos de ella. Mientras ellos charlaban animadamente, yo me colé en
la sala donde se iba a celebrar el evento.
El salón era muy bonito, en color
marfil y con unas fotos preciosas que decoraban las paredes. En uno de los
laterales había una mesa que era donde se sentarían los participantes de la presentación:
Luis (editor del libro), Merche (coordinadora del Espazo Xove), Verónica (amiga
y lectora) y por supuesto, Silvia, la autora. Colocadas en semi círculo estaban
las sillas para que la gente pudiese sentarse. En una esquina del salón estaba
el grupo de música Hora Meiga, a los que había conocido el verano pasado en la
granja de los abuelos. Estaban colocando sus instrumentos, ya que ellos amenizarían
el acto con su música mágica.
-¡Hola María! Me alegro de verte -me
dijo Marko, el gaiteiro del grupo.
-¡Gracias! Yo también me alegro
de verte -le saludé con una sonrisa.
-¿Ya te has leído el cuento? -me preguntó.
-Por supuesto y me encanta, sobre
todo volar con los Ñukys a la luna - le contesté.
-Sí a mí también me gusta. Hasta
hemos compuesto un tema dedicado al cuento que hoy tocaremos y que se titula “No
mundo dos Ñukys” -me contó Marko.
-¡Vaya, eso es genial! Estoy deseando
escucharlo -le dije muy contenta.
-¿Qué haces ahí Maria? -dijo mi
papá acercándose a donde estábamos el gaiteiro y yo.
-Hablaba con Marko papá y ¿sabes
una cosa? tienen una canción para el cuento de Silvia ¿a que es estupendo? -le expliqué.
A él también le pareció fantástico
y después de saludar al gaiteiro y al resto del grupo nos fuimos para sentarnos
porque la gente empezaba a entrar y pronto comenzaría el acto. Justo cuando iba
a sentarme alguien me saludó por detrás y al darme la vuelta cual fue mi
sorpresa al encontrarme a Jose, el dueño de Thays la perrita que le gusta a
Iker, que es el perrito de Hugo. Hacía casi un año que no le veía y me alegré muchísimo
que estuviera allí acompañando a Silvia en un momento tan importante para ella.
Estuvimos charlando un ratito y me dijo que no se lo hubiese perdido por nada
del mundo.
Poco a poco el salón se fue
llenando de gente y a mi lado se sentó una chica con su hija. Enseguida me di
cuenta de que aquella niña era especial y como no dejaba de mirarme le pregunté
cómo se llamaba. Su mamá me dijo que su nombre era Naiara y tenía cuatro años. Ella
se llamaba Pili, desde hacía tiempo leían las historias de Silvia y hoy se habían
acercado para conocerla. En ese momento entendí la emoción que Silvia sintió al
conocerlas y lo feliz que le hizo ver a Naiara.
Entonces la música comenzó a
sonar anunciando que la presentación iba a empezar. Unos minutos después Luis,
el editor dirigió unas palabras al público. Después habló Merche de cómo conoció
a Silvia y de lo mucho que le gustaba su cuento. Llegó el momento de Verónica,
que leyó un trocito del cuento y aunque estaba un poco nerviosa debo decir que
lo hizo muy bien. Una vez finalizó su intervención, comenzó a sonar “Os mundos
dos Ñukys”. En ese momento especial, el salón se quedó en silencio, mientras
las mágicas notas nos invadían invitándonos a soñar y a volar a un mundo fantástico.
Al finalizar la música todos aplaudimos la magnífica interpretación de Hora
Meiga.
A continuación llegó el turno de la
autora Comenzó agradeciendo a todas aquellas personas que contribuyeron en la
organización del acto. A todos los que asistimos y la acompañamos en ese momento
y también a los que no pudieron venir y que de alguna forma estuvieron apoyando
con sus mensajes y llamadas. Por supuesto no olvidó a aquellos que la ayudaron
con su libro, corrigiéndolo y mejorándolo, sobre todo a algunos amigos que en
momentos bajos la animaron a continuar. También a su familia que siempre creyó
en ella. A medida que hablaba, se notaba que estaba feliz y emocionada.
Aunque lo que más me gustó fue
cuando dijo que los sueños podían cumplirse y que debíamos creer en ellos. Luchar
por conseguir aquello que nos llena y nos hace felices y confiar en que todo es
posible. Invitó a los padres a que promuevan la lectura entre sus hijos y que
le den herramientas que ayuden a estimular su imaginación. Su mensaje fue que
nunca dejemos de soñar y volar a mundos mágicos como el de los Ñukys.
Después de los aplausos por sus
palabras llegó el momento de firmar su cuento. Todos querían una dedicatoria de
la autora, y fue así, como se formó una pequeña cola que esperaba pacientemente
su turno. Silvia atendió a todos con una sonrisa, daba besos y abrazos y se
alegraba cuando veía a gente de su pueblo, amigas de la infancia, vecinos y
personas que recorrieron km para conocerla.
Unos minutos más tarde, por fin
me tocó a mí. Al verme allí delante de ella con mi libro en la mano, se levantó
y me dio un par de besos. Entonces agarró el cuento y comenzó a escribir en él,
luego me lo entregó y me dijo “Gracias María por todas las alegrías que me das”.
Salí de la fila y me fui corriendo a un lado para leer lo que me puso y decía:
“A mi pequeña María, mi niña
preciosa que tan feliz me hace. Bienvenida al mundo de los Ñukys donde los
sueños se convierten en realidad y espero que tú seas mi próxima realidad. Con
mucho amor. Silvia (Lúa Máxica)